
Con un beso me liberó de la cárcel del dolor| IG: @Angelicabarrenoc ☝️ Español/English
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Nadie Ms
Nadie más
La seriedad del firmamento me embargaba con un sentimiento de soledad que solo podía apaciguar con el líquido dentro de la botella en mi mano.
Sentada sobre aquel tejado podía cerrar los ojos y mientras la ventisca polar me azotaba la cara, pensar en lo mucho que había cambiado desde la última vez que me había decidido a avanzar.
No era la misma que se había enamorado ni la misma a la que habían traicionado. No era la misma que una vez había deseado llegar a este punto, y estaba segura de que no sería la misma que dos años después estaría en algún lugar que hoy no se me cruzaba por la mente.
Sentada sobre aquel frío tejado podía darme cuenta de que todos somos un compendio de sentimientos, emociones y costumbres que arden en nuestro interior cuan flamas que lengüetean el aire a su alrededor, danzando imperturbables y seguras de su procedencia.
Sentada sobre aquel tejado me di cuenta de que aunque el tiempo pase y como los satélites, salgamos de orbita, y perdamos la brújula por instantes, siempre volvemos a nuestro centro de gravedad. Siempre volvemos a ese núcleo que cubierto de magma, es el motor de nuestro avance, el motor de nuestro funcionamiento, de nuestra respiración. Ese núcleo que nos hace levantar por las mañanas y que sabemos que tiene un propósito pero que solemos ignorar por anteponer situaciones, sentimientos o deseos que con el pasar de los solsticios se disipan como la bruma al amanecer.
Sentada sobre aquel tejado me di cuenta de que la única respuesta a todas las preguntas que tanto hacía, estaba en mi interior. Que por más que tuviera un affair con la vida y me dejara llevar por el frenesí de otra piel, siempre volvía a mí, y que siempre contaría conmigo y esas pasiones que me hacían respirar sin necesidad de sostener la mano de nadie más.
Sentada sobre aquel tejado me di cuenta de cuanto me había abandonado y de cuanto me había hecho daño, pero también de cuan bien era reencontrarme, de cuan increíble es vivir y aspirar un aire tan puro que solo puede provenir de un corazón en calma, un alma en sincronía y una conciencia llena de aprendizajes que solo me conducían al sendero que dictaminaba mi instinto y mis deseos.
Sentada en aquel frío tejado, bajo la seriedad de un firmamento que poco a poco fue aflojando sus cadenas dejando al descubierto luces titilantes, abrí los ojos y mientras la fresca ventisca me golpeaba el rostro, entendí, que no necesitaba de nadie más que de mí misma, para que cada mañana, al abrir los ojos, la primera respiración profunda que haga, sea de inspiración para vivir al máximo.
No necesitaba a nadie más que a mí.

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angslyrar liked this · 7 years ago
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Penoso Solitario (por Ang Deorum)
Penoso el cielo que vacío me observa, jurando venganza cuando mi alma manchada se cansa de palpitar con ligereza en medio de una turba grisácea llena de quejidos solitarios.
Penoso el sol pálido y decepcionado que camina a mi lado, tratando de ayudarme a ver lo que mis limitados y deseosos ojos no pueden percibir por sí solos. Este sol pesado y triste se posa sobre mi cabeza todos los días, y se acuesta confuso por mi renuencia a mirarlo ni siquiera un segundo.
Penoso y desdichado el aire que respiro, pues he despilfarrado la vida que me otorga y él aún no se marcha; masoquismo sin correas. Atados el uno al otro estamos, y sin embargo no nos tocamos.
Penoso el centro de mi pecho, aquel que me da sustento y me mantiene de pie. Su bondad la he despreciado y su verdad la he mal trajeado.
Solitario he de andar, solitario como un ermitaño ignorante, porque respuestas y preguntas no tengo. Solo un espacio en blanco que se niega a sucumbir, causa de algún maleficio que este mundo desconoce y odia.
Si otros como yo existen, penoso el suelo que pisamos, porque vida desperdiciamos y muerte retrasamos.
Sin aviso ni ruido, una ventisca revolvió mi interior. Una ventisca cuyo símbolo es tu mirada y grito de guerra es tu risa. Perdí el desconcierto y fui abrasada por el fervor de una pasión que lleva tu nombre y tu olor.
Ella
Ella, con esos ojos color noche y ese semblante de flameante atardecer, se coló por las esquinas de un muro que prometía protegerme de cazadoras de corazones que flanqueaban el silencio con una sonrisa provocadora que se llevaba mi cordura.
Ella, con esa mirada de ángel y esa sonrisa escondite de intenciones, me hizo creer que iba a dejarme ser la dueña de su alma. Un alma que tenía más resguardos que cualquier palacio real.
Ella, con suspiros pensativos me dejaba deseando más de su compañía. Ella y su búsqueda incierta hizo que le ofreciera un sentimiento que no supo manejar. Un sentimiento que floreció en medio de un incendio voraz que arrasó con todo a su paso. Con todo menos esa flor que le entregué pero que nunca me devolvió.
Ella y sus miedos, ella y sus certezas, ella y su inocencia que no necesariamente se refería a su pureza, logró hacerme entender que no todos entienden lo que les ofrecen. No todos entienden que enamorarse es mucho más que gustarse.
Ella, única y real, valiente y leal, indecisa y temblorosa, confundida y extasiada.
Ella, refulgente y exaltante mujer de deseos dubitativos que sin esperarlo se desvaneció en el horizonte, dejándome una estela de preguntas con una sola respuesta: miedo.
Quizás ya no nos veamos pero siempre estará en mi mente, tal vez no de forma recurrente pero si de manera inconsciente, pues su huella, aunque fugaz, no se borrará.
Ella es de esas que aunque no lo pretendan, dejan marcas en tu piel y alma. Marcas que no van a desaparecer aunque su nombre se disipe en tu mente y no se acerque por mucho tiempo a tu boca.
Como ella hay muchas, pero de su talla, ninguna.
Quizás lo vivido no fue tanto, pero lo que duró fue mágico y la magia perdura. La conexión existió, y aunque el miedo nos separó, su presencia al igual que su ausencia, marcaron punto y aparte en mi corazón.
Ella, con su vendaval acabó con el fuego, y como el invierno con la primavera, se diluyó inesperadamente entre mis suspiros. Dejando tras sí, un valle que de las cenizas se ha reactivado. Gracias a ella, más de una flor ha nacido y aunque su calor se marchó, el mío volvió a surgir, más fuerte y más próspero.
A ella: gracias por una tormenta eléctrica que reanimó los latidos de este sentimiento insondable que hoy conozco con más firmeza y cuya presencia hizo que se marchara la tristeza.


Lo difícil
Lo difícil es entender que no todas las personas son iguales, y que hay quiénes valen el esfuerzo.
Lo difícil es mantenerte libre de rencores a pesar de cuántas veces te hayan roto
Lo difícil es ver que el amor no tiene la culpa del sufrimiento, que la culpa la tenemos las personas que no saben cultivar al amor
Lo difícil es sentir, con todos sus matices, una y otra vez, sin perder la capcidad de asombro ni hacer a un lado a nuestra humanidad.