Sent Entonces Que Deba Enterrar Mis Sentimientos, Esconderlos En Lo Ms Profundo De Mi Ser.Dejar Lo Grotesco

Sentí entonces que debía enterrar mis sentimientos, esconderlos en lo más profundo de mi ser. Dejar lo grotesco y lo malvado florecer, evitar la empatía y la bondad en mí permanecer. Tomé la decisión y la mantuve hasta destruirme nuevamente.

Michell Rosales.

La noche llegó y con ella el intruso a mi mente arribó.

Parece ser miedo, parece ser temor.

No le encuentro el verdadero sabor.

Siento como me abraza la oscuridad, siento que esta noche en ningún momento me va a soltar.

Quiero escapar, quiero escapar, ¿quiero escapar?.

Puede que me haya acostumbrado ya a lo que la inquietud de la noche me suele mostrar.

Un sinfín de ideas que me atacan sin piedad.

Estoy muy quieto, sin la intención de a todo esto alejar.

Por fin, por esta noche, tan solo por esta me voy a dejar llevar.

Nunca más, nunca más, ¿nunca más?

—Michell Rosales.

He visto.

He visto como personas con el corazón destrozado vuelven a ser las mismas después de tiempo, las he visto enamorarse otra vez.

He visto como dejan de lado el miedo a fracasar nuevamente, a salir lastimados.

No entiendo como lo hacen, tal vez es el mismo destino al encontrarlos con alguien que los repare o alguien con quien se sientan seguros de arriesgarse.

He tenido la iniciativa de enamorarme nuevamente, pero, siempre tengo el freno a la mano. 

Ya no doy oportunidades, ya no lucho por nadie, ya que en el pasado lo hice y simplemente fracasé sin más, no hice más que perder. 

Intenté con otras personas, al final sólo les hice perder el tiempo.

Entonces me di cuenta de que sólo lastimaba a las personas a quienes intentaba amar, puesto que me quedé hecha pedazos. ¿a quién le sirve algo a la mitad?, ¿algo roto?, ¿a quién le sirve algo que no va a ser completamente suyo?.

Estaba haciendo lo que me habían hecho a mí. 

Sentí entonces que debía enterrar mis sentimientos, esconderlos en lo más profundo de mi ser.

Dejar lo grotesco y lo malvado florecer, evitar la empatía y la bondad en mí permanecer.

Tomé la decisión y la mantuve hasta destruirme nuevamente.

No entendía en su momento como hacen los seres humanos para permanecer vivos con tanta basura en sus mentes y corazones.

He visto mi mundo equilibrarse, lo he visto derrumbarse, pero siempre, por instinto busca estabilizarse nuevamente. 

En este momento no sé exactamente de que lado de la balanza me encuentro, sólo sé que estoy buscando el equilibrio nuevamente...

—Michell Rosales.

¿Te odio?

Te odio, te odio, te odio, te odio.

Te odio tanto que siento el pecho arder como loco.

Te odio tanto que las náuseas no me dejan en paz cuando escucho tu nombre.

Te odio tanto, tanto, que no puedo respirar cuando pienso en tu actuar.

Te odio tanto, al grado de no poder pensar con claridad.

Te odio, te odio porque si te siguiera amando, el dolor sería insoportable.

Porque si siguiera sintiendo amor, mi corazón se enfermaría nuevamente.

Te odio porque es más fácil que amarte.

Te odio porque me hiciste creer que eras tú.

Te odio porque no cumpliste tu promesa.

Te odio porque me hiciste sentir insignificante, como si yo no valiera nada.

Te odio tanto, me odio tanto, odio el nosotras, odio estar perdida otra vez.

Odio tener que odiarte para no quebrarme.

Odio estar cansada de llorarte, de intentar arreglar el desastre que me ocasionaste.

—Michell Rosales.

Existir cada asqueroso y miserable día se vuelve más y más difícil conforme pasa el maldito tiempo.

No puedo dormir, no quiero soñar y encontrar ese lugar. No quiero arrastrarme nuevamente a la oscuridad. Todo deja de importar y ya no puedo ni respirar. Mis ojos arden, ruegan un descanso, pero si cedo, al pozo vuelvo. Me gritan una y otra vez que están listas para recibirme, que por favor se los haga más fácil al rendirme. No quiero, no quiero, de verdad no quiero. Es difícil regresar al lugar del que me costó bastante escapar, pero el sueño me está venciendo, el cansancio se está apoderando de mí. Todo está envuelto en oscuridad, mi respiración cada vez es más lenta, el ritmo de mi corazón se estabiliza en una melodía suave, los párpados se cierran solos y la mente se nubla poco a poco. El brillo de la luna parece ser insuficiente, rendida cedo y me siento caer al pozo de nuevo. Asustada intento buscar la forma de salir, intento trepar, pero mis propios gritos me aturden y no me dejan ni escalar. El miedo se apodera de mí al ver que la tenue luz se está extinguiendo, las sombras me rodean, me abrazan con amor, en mi maldita casa nuevamente estoy.

—Michell Rosales.