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Unin De Razas; Unin De Mundos

Unión de razas; unión de mundos

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Anime: InuYasha

Rating: M

Pareja: Inuyasha & Kagome

Sinopsis: One-shot. Por primera vez tenía la fuerte necesidad de estar con ella, quería verla, oir su voz, percibir su agradable aroma... volver a sentir sus labios sobre los suyos y, también, quizás... 

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

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Insistentes y tormentosos recuerdos inundan la mente del joven; desesperantes, si!, pero bastante agradables al fin y al cabo.

Ella lo había besado; sin prevenirlo, sin señal de las intenciones que tenía... sin motivo alguno para hacerlo. Se acercó rápidamente hasta él y de inmediato unió sus delicados y suaves labios a los de él, que parecían fríos como el hielo, pues al igual que el resto de su cuerpo no solo eran resistentes, sino también aparentemente insensibles.

Y ahora, gracias a la osadía de aquella mujer, mantenía una lucha sin sentido en contra de sus desorientados pensamientos. Por si esto fuera poco, tenia la imperante necesidad de verla cuando menos; de ser posible, tocarla, exigirle que uniera sus labios a los suyos una vez más, pero... ¿y su orgullo?, su fama de demonio sin corazón, ¿donde quedaría?. Cerró los ojos; recordó el momento justo en que los labios de la jovencita habían tocado los propios e invitaban a estos últimos a moverse al compás los de ella. Con tales recuerdos, al joven le fue imposible evitar que su corazón latiera con más fuerza rogando que aquella sensación se repitiera...

* Maldición. * De pronto, la voz del chico interrumpió los sonidos del bosque. El dueño de dicha voz, que se encontraba recostado sobre la gruesa rama del enorme árbol sagrado en el que se selló a su espíritu por cincuenta años, partió en busca de aquella chica que tanto atormentaba a su ser. Su agilidad; rapidez con la que había sido dotado, le permitió llegar en cuestión de segundos a aquel portal que lo transportaría hasta donde ella se encontraba. La duda de si debía o no continuar lo llevó a levantar la ceja izquierda. No lo pensó más, se lanzó al interior de un pozo que no parecía tener gran profundidad, pero en el que una vez dentro se experimentaba la sensación de caer al vacío total. He aquí otro tiempo; una época distinta y totalmente ajena a él. Traspasando toda lógica, rompió la barrera del tiempo tan solo para estar en el mismo lugar que ella, pero... ¿Cómo encontrarla ahora?; había entrado en la casa con anterioridad pero no estaba familiarizado por completo con dicho lugar. La respuesta al agobiante problema apareció junto con el extraño aroma que caracterizaba a la criatura que buscaba; un aroma penetrante que sobresalía entre cualquier otro que estuviese en el ambiente. Guiado inconscientemente por tan agradable olor, recorrió cuidadosa y sigilosamente la tan extrañamente moderna casa que resguardaba a la mujer. Deslizando puertas, caminando tranquilo por los pasillos del pequeño lugar, llegó finalmente al que parecía ser su destino. Justo frente a él, una puerta distinta a las demás le separaba de aquella a quien tanto buscaba. Entró rápidamente a la habitación; inquieto estaba ante la posibilidad de que alguien lo descubriese, o peor aun, de despertarla. Ahí estaba, cubierta por algunas cobijas; tranquila y pacifica... tan hermosa ella. El joven la observó de cerca totalmente atraído por la belleza de la mujer; se acercó cauteloso para admirarla mucho mejor. * Kagome... * Susurró. No pudo evitar pronunciar su nombre casi en un suspiro. Al verle, lo único que deseó en ese instante fue decir una palabra... su nombre. El tono de su voz era triste, melancólico. Se preguntaba: ¿qué hacia ahí?, y ¿por qué?. Si ya sabia que entre ellos, nada de lo que intentaran podría funcionar jamás. Ahora solo buscaba la forma más rápida y segura de salir de ahí y regresar a su época; pero antes, necesitaba al menos tocarla... Fueron sus manos que guiadas por la necesidad de sentirla acariciaron suavemente el largo y oscuro cabello de la jovencita. No siendo esto suficiente, el chico acercó lentamente su rostro al de Kagome, y estando a escasos centímetros de ella, se detuvo. No pudo besarla, no así, mientras dormía. Se dio vuelta dispuesto a retirarse antes de que la joven notase su presencia, pero esto no le fue posible... * Inu-Yasha... ¿eres tú?. * El hanyou se detuvo en seco pues creyó haber sido lo suficientemente cuidadoso como para no despertarla. Aun sin dar la cara a la joven, respondió afirmativamente pero con intenciones de salir cuanto antes del lugar, a menos que quisiera terminar estampado en el piso con un “Osuwari”. * Por favor, espera. * Inu-Yasha pareció caminar en reversa, aun sin encararla, cuando escuchó aquella petición hecha por la joven. Kagome dejó la cama dispuesta a acercarse a este hombre mitad demonio. Abrazándolo desde atrás, acomodó la cabeza sobre la cálida espalda del joven al tiempo en que rodeaba el pecho del mismo. * Por qué has venido?. * * Por nada en especial. Ahora mismo me retiro. * Bastó con que ella oprimiera suavemente el abrazo para que Inu-Yasha no se moviera; no por la fuerza, sino por las intenciones de la muchacha. Dándose vuelta para al fin encararla, Inu-Yasha pudo observar a una hermosa jovencita cuyo cuerpo estaba cubierto tan solo por una prenda de tela exageradamente delgada. Una pequeña bata de dormir que dejaba ver mucho más de lo que intentaba cubrir. El joven demonio se sonrojó de inmediato. Kagome era demasiado inocente como para haberlo hecho a propósito; por tanto, las coincidencias habían sido muy generosas con él. Era natural que el hanyou se comportara como cualquier otro hombre, humano o no, en aquella situación; acercándose suavemente a la joven pero siendo agradablemente sorprendido por esta en el momento justo en que lo abrazó. O aun más... al acariciar de nuevo sus labios; con la misma ternura, con la misma intención. No podía, en verdad no podía, Inu-Yasha ya no pudo separarse de aquellos labios, así que la abrazó con fuerza, sin recordar que su condición de humana la hacia más sensible. Con lentos movimientos, Kagome fue guiando al joven hasta la cama, donde se dejaron caer con ligereza. Fue tanto el tiempo en que el demonio se mantuvo reprimido que terminó desgarrando la delgada y transparente prenda de su anfitriona. La miró, como hipnotizado por aquel cuerpo, sin poder quitarle la mirada de encima. Y ella en la misma situación solo que esta se mantenía atenta y absorta a los hermosos ojos del joven. Acariciando peligrosamente los senos de Higurashi con sus garras, Inu-Yasha creyó tocar a un ángel y lo “mejor” era que no podía detenerse. * Kagome, por favor, haz algo para detenerme. * Le habló mientras besaba su cuello. * Es que... yo tampoco puedo evitar que continúe. * En un inútil esfuerzo por controlarse, el hanyou le rogó por detenerlo, ya que él no se sentía capaz de lograrlo; el colmo fue que ella, de igual forma nada podía hacer para detenerse siquiera ella misma... mucho menos al demonio. Ya todo era inevitable, con Kagome desnuda, Inu-Yasha no tuvo de otra más que darse cuenta de que ella era probablemente su único punto débil; lo que lo hacia vulnerable totalmente... estaba enamorado. * Kagome... hueles bien. * Así era; no fue la primera vez que se lo dijo. Ahogando su olfato en el cabello olor a flores de la joven, el chico mitad demonio pareció embriagarse con tan agradables aromas y visiones. Cual gatito cariñoso, pareció ronronear poco antes de iniciar con la lluvia de besos al cuerpo de Higurashi; enfocándose casi por completo al cuerpo femenino y siendo capaz hasta de morder levemente aquel área. Ante esto, Kagome, más que dolor, sintió escalofríos al momento en que los colmillos del hanyou se clavaron lenta y suavemente en su sensible piel. Hermosas sensaciones que apenas conocía; eran tantas y en todo su cuerpo que tardó en percatarse de que la garra derecha de Inu-Yasha frotaba insistentemente su entrepierna provocando la excitación en aquel cuerpo; un cuerpo que no tenia idea alguna de que estaba experimentando, pero cuyas reacciones ponían en evidencia el deseo de sentir cada vez más. * Inu-Yasha, espera, por favor. * Lo único de lo que el joven pudo percatarse fue de que se detuvo automáticamente apenas escuchó aquellas palabras venir de la boca de su amante. Un tanto decepcionado, creyó que Kagome no deseba continuar. Desechó ese pensamiento cuando la chica lo guió para que el terminara de espaldas sobre la cama, con ella sobre su cuerpo y con cada una de las piernas a los costados de este, casi sentada sobre él. Despojándolo de cada una de las prendas hasta dejarlo igualmente desnudo. Quizás esta por demás mencionar que ella se impresionó con las proporciones del cuerpo del joven demonio; es cierto, jamás había visto de esta forma a un hombre, sin embrago el hecho de que él fuera mitad bestia lo hacia de cierta forma más intimidante. No permaneciendo mucho de este modo, Inu-Yasha se sentó en la cama manteniendo a la chica sobre él y regresar a probar los labios de esta. La caricia volvía a ser suave; era pura tranquilidad la que a través de este contacto le podía transmitir Kagome. * Este sabor, este olor... me siento mareado. * Las palabras del joven invitaron a Higurashi a echar a volar la imaginación y pensar en que tan hermoso sería el momento cumbre de este inesperado encuentro. Pero meditar en eso ahora, estaba de más; la chica se percato más del presente debido a los labios exploradores que a sus senos recorrían. Movimientos suaves y exquisitos fueron los que realizó el hanyou para probar la fina y delicada piel que ella poseía. Hasta se dio el lujo que su lengua jugueteara un rato con los pezones de la joven e incluso clavar superficialmente uno de sus colmillos en el pequeño pezón derecho. Kagome reaccionó arqueando la columna y echando atrás la cabeza... deseaba más. Todo lo demás paso tan rápido, que lo único que ella supo fue que se encontraba acostada frente al joven y con las piernas abiertas casi por completo; lo demás sucedió por consecuencia lógica. El joven demonio se colocó justo en la entrada vaginal de la chica para luego adentrarse lentamente en su pequeño cuerpo. Los primeros minutos fueron solo de ingreso paulatino sin retroceder un poco siquiera, así, fue cuestión de tiempo el que él hanyou destrozara fácilmente la barrera que le impidió llegar al fondo de aquel recorrido. Su dolor fue considerado, pero no tan grave como imaginó, quizá fue temor a lo desconocido o el hecho de que lo único realmente importante era el lazo, la unión que estaban formando justo en ese instante. Inu-Yasha permaneció estático durante un rato; y la observo, su rostro se mostraba cual campo de amapolas rojas, sonrojada; había un pequeño brillo en sus pupilas que apenas y lograba ver por los entrecerrados ojos de esta. * Qué sucede, por qué te detienes?... es que acaso...? * Todas esas preguntas solo hacían denotar la inseguridad de la joven. Su cuerpo, el momento y la unión, a pesar de eso al demonio pareció no importarle; salió de su cuerpo y después, con suavidad, logró que Kagome se arrodillara sobre la cama. La posición adecuada  para penetrarla con fuerza desde atrás. Pretendiendo lograr sus dos objetivos de la noche: conseguir el placer que el cuerpo de una mujer le proporciona a un hombre, y lograr ese mismo efecto en ella. Con su miembro tan adentro como pudo, el joven mitad demonio dejó que casi todo su peso corporal fuese recibido por la espalda de la chica. El hermoso y largo cabello plateado calló sobre los hombros, tanto de Inu-Yasha, como de la humana. He aquí un extraño vinculo que seguramente jamás volverá a presentarse entre personajes de estas distintas razas, que no sean ellos. Los primeros fueron los padres del hanyou; ahora eran él y la mujer que vino de una época distinta tan solo para sembrar el amor. Un semi-demonio uniendo su cuerpo al de una humana, quizás esa ya era su naturaleza, su destino... el enamorarse de una mortal. Ya era necedad el tratar de prolongarlo más; Inu-Yasha entró fuerte y constante al interior de la chica en tanto que esta había dejado descansar la cabeza en la cama; apretando y mordiendo las sabanas, tratando de contrarrestar los “golpes” del miembro del muchacho a su retaguardia. Las lagrimas volvían. Representaciones puras de emoción, pasión y un poco de dolor. El demonio acarició el cabello de su amante poco antes de recogerlo a un lado para besar y morder el cuello de la mujer e ir subiendo paulatinamente hasta hacerla girar un poco la cabeza y por sobre el hombro, besarla desesperado en sus suaves y húmedos labios. La oleada de placer tocó la cima cuando el delicioso orgasmo los alcanzó a los dos casi al mismo tiempo. Los músculos de ambos se tensaron y creyendo que no podrían soportar más, dejaron escapar tanto las fuerzas, los líquidos y el aire que habían reprimido durante todo ese lapso de tiempo. Los gemidos fueron satisfactoriamente retenidos por los labios de cada uno. El hanyou volvió a introducir superficialmente uno de sus colmillos a la suave piel del labio inferior de la joven Higurashi. Sosteniendo los senos de Kagome con cada una de sus manos, el hombre mitad demonio creyó estar en el cielo, producto de la “duradera” sensación del orgasmo que recién había liberado su cuerpo. Higurashi, libre pro fin del abrazo en que su amante la mantenía, se recostó agotada, de espaldas sobre la cama con el joven demonio descansando la cabeza sobre los pechos femeninos, escuchando el loco latir del corazón de su amada. Pasaron los minutos, treinta o cuarenta quizás, y las palabras aun no emergían. La situación no las necesitaba, ni las necesitó; sus cuerpos lo habían dicho todo y ahora el silencio hacia lo mismo pero de forma distinta, obligándolos a reflexionar. Kagome agradeció que Sota y su abuelo durmieran como rocas, razón por la cual no los escucharon, mientras que su madre había quedado totalmente cansada por los quehaceres diarios. Solo atinó a sonreír ligera y divertidamente; había tenido bastante suerte de que, por su descuido, los demás no se percatasen de todo lo que acababa de acontecer en su habitación. En cambio, Inu-Yasha tenia cosas más profundas en que pensar; estaba fascinado... nunca creyó que su amor por Kagome pudiera ser manifestado de esta forma tan compleja y perfecta. Tenía la mirada totalmente perdida en el techo de la habitación, minutos atrás habían cambiado de posición siendo ahora el demonio quien permaneciera de espaldas al colchón, con la chica recostada cómodamente sobre el pecho del hanyou. Él adoraba esa cama, aquella donde su querida humana había sido tan solo para él, además... era muy cómoda. Era feliz, por primera vez en su larga existencia era realmente feliz. Sentía como sus dedos y labios habían dejado huella en la piel de esa mujer... el estaba en la misma situación; le era extremadamente agradable el estar completamente impregnado con el aroma de su amante, ese aroma que tanto le gustaba y que ahora también formaba parte de su cuerpo, de su alma. Así había sido, estos dos cuerpos se habían unido al fin, uniendo con esto más que sus simples y “mortales” cuerpos, también habían logrado unir a dos razas completamente diferentes, otra vez en la historia. Un hombre mitad demonio y una hembra humana que compartían el común denominador que ocasionó todo paulatinamente: su extraño e inusual amor. Y también, entrelazaron dos épocas que, por lógica del tiempo, deberían repelerse. El lejano pasado y el, también, lejano futuro... unidos por este sentimiento que no reconoció las limitantes de las distintas épocas. Un suave beso en la mejilla por parte de Kagome logró “despertar” a Inu-Yasha de las profundidades de los hermosos pensamientos que en ese momento tenia. La miro: hermosa, desnuda y relajada.... Y solo una frase cruzó la mente del demonio para luego dejarla salir con una sinceridad y naturalidad increíbles.... * ¿Podemos hacerlo de nuevo, Kagome?. *

Finalizado.

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Mi primer fic de Inu-Yasha.

Aunque creo que quedó medio tierno; ¿han notado que los hago más suavecitos?... pero ya no. Los que sigan después deberán ser más fuertes, lo prometo.

Eso sí, con otras parejas porque desde que apareció Kikyo, las cosas entre esta pareja se enfriaron para mí.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 20 de Febrero de 2003.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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  • cz-artnonymous
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  • drg23
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5 years ago

Siempre fuiste tu

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Anime: Card Captor Sakura

Rating: M

Pareja: Sakura & Yue

Sinopsis: One-shot. Hoy entendí que a quien siempre amé, fuiste y eres tú. Aquel que se ocultaba tras la imagen de Yukito, y ese eres tú... YUE.

Advertencia: Lemon (NSFW)

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Por: Maeda Ai.

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Sakura entró a su habitación; el aburrimiento y cansancio hicieron que se derrumbara sobre la cama. La chica dio un gran suspiro y después intentó dormir pero... * ¿Pasa algo, Sakura’ * Una voz se lo impidió, era el pequeño guardián que hacia acto de aparición. * ¿Por qué preguntas eso? * La joven respondió haciendo una nueva pregunta, mientras daba una vuelta y se encontraba de frente con Kerberos. La bestia guardiana voló hacia su “protegida” y se le quedó mirando, definitivamente algo pasaba. Kinomoto notó la mirada que Kero le dedicaba, así que comenzó a explicarle. * Últimamente he estado pensando... sobre, sobre los últimos años; creo que me hace falta algo. *

Kerberos no entendía a que se refirió cuando dijo “Algo me falta”. ¿Qué podría faltarle?. Tenía una familia casi perfecta, amigos, un nivel de magia realmente extraordinario, juventud, belleza... ¿Qué más quería?.

El silencio del peluche le dio entender a Sakura que este aun tenia dudas, por lo que ella misma le revelo la respuesta: * Kero, tengo veintiún años y... aun no tengo idea de que diablos es el amor. * Finalizó girándose y tratando de dormir. * Pero. . . no puede ser eso ya que... * * ¿No sabías?... Hace algunos años, Shaoran me envió una carta donde me decía que después de todo, sí se casaría con Meiling * Sakura dijo eso sin tristeza alguna... al parecer, le daba igual. * Claro que la carta llegó meses después de que le enviara una diciendo que realmente no tenía amor por el. * Completó su explicación y después trató de finalizarla. * Ahora de vez en cuando se de ellos... bah, el caso es saber que no he sido capaz de sentir amor, hace que me sienta como una persona fría y sin sentimientos. * La mujer se abrazó a su almohada siendo vencida por el sueño y, terminando así con la conversación. Kerberos experimentó la tristeza y preocupación al ser testigo de la confusión de su amiga. Si bien había notado que la chica estaba muy pensativa últimamente, jamás imagino que la razón fuera tan grave. * ¿Escuchaste eso?. * Pronunció el “gatito” para nadie aparentemente. La mirada del guardián se centra en un rincón de la habitación, de la cual, se deja ver un ser alado entre la oscuridad. Su mirada refleja indiferencia y su silencio provocaba la ira de Kerberos. * ¿Es que acaso no te interesa?. * La reacción de Kero no  pudo haber sido más tranquila. El mejor que nadie sabia que Yue era bastante frío y hasta a veces dudaba que tuviera sentimientos, pero esto ya era el colmo. El peluche no obtuvo respuesta y su frustración llego al grado de alejarse de ahí; no quería ver al otro guardián y mucho menos despertar a Sakura y empeorarle la situación con una pelea. Al salir Kero-chan, Yue dirigió su mirada hacia su ama. No le quito la mirada en mucho tiempo, aun así, sus ojos seguían reflejando frialdad pero con cierto brillo algo imperceptible. Después de un rato más, el guardián se acercó a la persona que descansaba sobre la cama, se acercó un poco y finalmente acaricio su rostro con la palma de su mano; poco después también acaricio su cabello con un poco más de confianza provocando que la joven abriera los ojos ante la interrupción de su sueño. Lo primero que vieron los ojos de Kinomoto al abrirse, fue a Yue; no dijo palabra alguna, como si esperara a que fuese el guardián quien pronunciara la primera frase. * ¿Qué haces aquí?. * Pero fue Sakura quien inicio la platica. Yue realmente pudo haber tardado años en dar explicaciones voluntariamente y la chica no quería esperar tanto. * Si mi presencia te molesta entonces yo... * La pregunta que le había hecho la jovencita hirió a Yue; el joven alado sintió como si no le importase a su propia dueña, así que trató de alejarse de aquel lugar, pero las manos de aquella mujer sobre sus hombros lo inmovilizaron y no por que estuviese usando fuerza física. * No me molestas, simplemente me sorprende verte aquí, no me lo esperaba y solo te veo como Yue cuando hay problemas o quieres que practique magia. * Al decirle esto, Sakura le dedico una hermosa sonrisa, tan dulce...como solo ella sabia sonreír. Yue abrió sus ojos más de lo habitual, tanta ternura, preocupación y comprensión por parte de su dueña: lo sorprendían. Esas atenciones no imaginaba tenerlas jamás, ni siquiera por parte de su ama. * Lo escuche todo. * -Comentó Yue- * ¿A caso estás triste?. * * No. * La negativa por parte de Kinomoto hacia que el “ángel” se confundiera. * Solo es que la idea me viene dando vueltas en la cabeza y por ello ya estoy cansada. * Continuó, perdiendo la sonrisa que había en su rostro y adoptando un gesto de fastidio. La frialdad en los ojos del guardián se esfumó para dar lugar a una profunda tristeza al escuchar esas palabras, más aun al venir de la única persona que significa algo en su mágica vida. La hechicera se percató de la tristeza del ángel y no pudo evitar entristecerse también. * Yue... no te preocupes, estaré bien te lo prometo. * La sinceridad en las frases de la chica fue acompañada por una suave caricia al rostro del ser alado. Sakura sostuvo el rostro del ángel en sus manos y permaneció en silencio mientras se miraban a los ojos, como si esperara una respuesta de alivio. Pero no hubo palabras, a cambio de eso, Yue imitó a su dueña, al tomar su rostro y observarlo durante un rato. Si bien sus miradas ya eran suaves estas se fueron suavizando más al grado de tener los ojos entreabiertos. ¿Qué pasaba?, la distancia entre ambos seres estaba disminuyendo. Y es que los ojos de ellos habían reflejado algo que nunca habían notado: cariño, y quizás más. Y ahí, sentados sobre la cama, sus labios se unieron a través de un pequeño, hermoso y tranquilo beso, el cual dio origen a varios más, que aunque cortos, también eran inocentes. Se besaron de esa manera durante algunos minutos hasta que Yue, inesperadamente, la sostuvo con fuerza mientras le daba un beso profundo y apasionado; pausadamente fue inclinándose sobre ella hasta quedar acostados sobre la cama. Yue comenzó a explorar el cuerpo de su dueña por encima de la tela de su vestimenta mientras que Kinomoto simplemente se aferraba en un abrazo. El guardián fue más lejos de lo permitido e introdujo sus manos bajo la ropa de la joven; el contacto de las manos del ángel con la delicada piel de Sakura, hizo que esta dejara escapar un gemido en forma de suspiro, aun cuando sus labios estaban siendo ocupados por los de Yue.

El guardián de ojos místicos se separo de ella abruptamente, al escuchar ese “quejido” pensó que tal vez lo que estaba haciendo le disgustaba. Kinomoto lo miro interrogante...no se esperaba esa reacción, ¿A caso era poca mujer para el?. * Lo siento * -Susurró.- * No debí molestarte. * Confesó mientras se reincorporaba y trataba de “huir” del lugar. El joven de cabello blanco se disponía a salir por la ventana y volar lejos, ausentarse por un tiempo y finalmente disculparse por su atrevimiento... Claro que el joven adelanto un poco sus planes. * Yue, no te vayas * -Suplicaba la “niña”.- * Necesito de tu compañía. * Las palabras de la jovencita embobaron y paralizaron al muchacho; casi involuntariamente el obedecía lo que siempre considero como “ordenes”, aunque en el fondo bien sabia que solo eran peticiones. No estaba seguro si la complacía por ser la Card Master y por consiguiente su dueña, aunque ella misma no lo deseará así; o quizás le obedecía por que independientemente de su relación mago-guardián, el la quería sobremanera... en verdad había logrado interesarse en exceso en aquella mujer. Los ojos de Sakura dejaban notar que aun esperaba una reacción por parte de su guardián... algo, una palabra, un movimiento. Lo que sucedió fue que aquel representado por la luna se acerco a ella y se mantuvo de pie frente a ella... eso quería decir que el estaba dispuesto a hacer lo que su dueña le pidiese. Kinomoto se abrazo nuevamente a el y... * Hazme tuya * -Susurro cerca de su oído.- * Quiero sentirte más unido a mi. * Yue nunca pensó que algún día llegaría a escuchar esa petición por parte de Sakura. Le costo salir de la impresión; cuando volvió a la realidad ya se encontraba entre los brazos de la señora de las cartas, la cual, lo besaba frenéticamente como si su vida dependiera de ello. Inmerso en la dulzura de los besos de la “niña” Yue oculto sus alas, cosa que nunca había hecho y hacia ahora para prepararse a vivir en una noche... ahora entendería lo que significaba la vida. Aquel ser mágico despojaba a la chica de su ropa, lo hacia con paciencia, pero al mismo tiempo se desesperaba por contemplar la perfección de su figura desnuda. Por su parte, Sakura retiraba apasionadamente el obstáculo entre los cuerpos de ambos: las extrañas ropas del guardián. Y ahí estaban, desnudos, uno frente al otro. La novedad del momento y contemplar el cuerpo de la persona especial era suficiente para ambos, pero ya habían llegado bastante lejos y retroceder seria frustrante.  Por primera vez, Sakura notó como se sonrojó su guardián preferido; era gracioso ver como su habitual expresión de indiferencia se veía eclipsada por la situación. Pero Yue no se quedaba atrás; Kinomoto no podía creer que la perfección de ese hombre fuera tanta. No soportaban la poca distancia que tenían, por lo que la eliminaron al fundirse en un abrazo calmado. Comenzaron a explorar sus cuerpos, tanto la experiencia como la sensación eran nuevas para ambos. Yue estaba más que satisfecho, podía estrujar los senos de la mujer con la magia más poderosa y que además era su dueña. El ángel apretaba y estrujaba el cuerpo de la joven, todo, quería recorrerlo todo... sus pechos, su cintura, los hombros, el rostro, sus labios, su vagina, todo. Las manos del muchacho recorrieron su ser de una forma algo insultante, pero también elevaron la excitación de Kinomoto. Sakura no se mantenía al margen; al principio sintió pena de hacerlo, pero las caricias del guardián le dieron valor. La chica guió sus manos hasta el miembro del hombre frente a ella y comenzó a masajearlo...trataba de que el pene se erectara. Tener menudo miembro entre sus manos la hizo gozar pero eso no se compararía con la sensación de tenerlo en su boca. Aquella chica de ojos café hizo caso a sus deseos y se inclino ante Yue, así, introdujo el miembro masculino en su boca y comenzó a lamerlo, como si degustase un helado o una paleta... pero el sabor era 100% mejor. La lengua de la mujer produjo una sensación totalmente nueva que recorría el cuerpo del ángel. Yue no pudo mantenerse de pie debido al torrente de placer que experimentaba, por lo que tuvo que sentarse sobre la cama. Sakura se recostó y siguió con su juego; cada vez la velocidad de sus bocados era mayor. El ángel tomo una expresión que nunca jamás había tenido, una expresión de placer que inundaba su hermoso rostro. Sus ojos cerrados, la boca entreabierta y las cejas curveadas... definitivamente estaba gozando. Sakura estaba extremadamente excitada por lo que sus movimientos y succiones aumentaron de velocidad, ocasionando que el ser alado eyaculara sobre la boca de la mujer. Kinomoto se reincorporo, se abrazo a Yue y lo beso, con esto, Yue degustaba su propio semen a través de los labios de su dueña. * Esto fue increíble, placentero e inolvidable. * Confesó el joven con palabras entrecortadas por el hecho de hablar y besar a la chica al mismo tiempo. * ¿De qué hablas?. * -Se extrañó.- * Esto apenas ha comenzado. * Con esto, Sakura volvió a la acción. La mujer lleno de besos el cuerpo del ángel guardián; el pene del mismo aun estaba erecto, demasiado, y con Kinomoto a tal grado de excitación, la verdadera posesión vendría pronto. Yue continuaba sentado en la cama; Sakura se sentó sobre él, sobre su pene con más exactitud. Así, intentaba introducirlo, guiaba aquel “juguete” hacia el interior de su vagina, lo hacia con cuidado, aunque algo deseosa de sentirlo completamente dentro de ella. El guardián la abrazó....y la chica copio esta acción abrazándose con igual intensidad. La pareja practicaba movimientos de subida y bajada tratando de unir sus cuerpos. * Mmmm Yue, Yue... más por favor aahh... * Suplicaba en susurros. El ángel quería introducir todo su miembro en Sakura, quería sentirse prisionero, apretado con intensidad. De pronto... * ¡¡ Aahhh !!... Yueee... * La jovencita dejo escapar un grito de dolor. Era su virginidad que se iba, Yue se la había quedado. El muchacho la abrazo tratando de calmarla...el dolor la trastornó un poco y aun emitía pequeños quejidos. * Tranquilízate, podrían escucharnos. * Le decía mientras sostenía el rostro de la joven entre sus manos. Ella levanto la mirada haciendo notar que las lagrimas escurrían de sus ojos. El joven miró sus sexos entrelazados y notó un delgado hilo de sangre que provenía del interior de la jovencita. El ser alado se molestó consigo mismo; el era capaz de lastimar a quien fuere...no en balde era uno de los seres más poderosos que hubiesen pisado la tierra. Pero nunca, nunca se perdonaría haber lastimado a la única persona que significaba algo para el: a Sakura. * No te preocupes, sabes que Touya ya no vive aquí y que mi padre casi no esta en casa, como ahora. * Declaró la mujer en un tono muy bajito de voz mientras sus manos se posaban sobre las que cubrían su rostro. * Lo siento * * Esta bien, ya pasó. * Después de lo ocurrido, Yue se negaba a continuar con el acto sexual; temía lastimar al ser amado. Sakura insistió en continuar, después de todo lo peor ya había pasado; ella reinicio los movimientos y logro hacer volver el placer que se esfumó por unos instantes, logrando así que Yue siguiera entrando en su cuerpo. Con cada movimiento el pene del muchacho ingresaba más a aquel túnel de placer que poseía la chica. Aquel representado por la luna comenzó a gemir...la estaba gozando en serio, escucharlo suplicar por el deseo era música para Kinomoto quien hizo que su ángel se recostara completamente sobre la cama, mientras Sakura permanecía sentada sobre el miembro del hombre. La mujer inicio una serie de movimientos sobre el cuerpo de su acompañante, como si lo estuviese cabalgando. Yue la miraba impresionado; al observarla no evitó recordar cuando apenas tenía once años, solo era una niña, tan tierna, pura... muy pero muy inocente, las cosas que para todos eran obvias para ella no lo eran. No tenia experiencia ni maña... solo era una niña y aun así se había enamorado de ella; había cautivado su corazón. Tanto gozar provoco que el ángel volviese al presente y pusiera atención en la mujer con quien hacia el amor. Su cuerpo, esbelto y perfecto... 

““Es hermosa””.

Pensó el guardián al acentuar su atención en el rostro de la chica, y percibir el infinito placer que recorría su cuerpo. Como había cambiado en estos últimos años. Sus pechos crecieron a un tamaño, aunque normal, considerable que no pasaba desapercibido por nadie, mucho menos por el. Su estrecha cintura resaltaba la perfección de su cuerpo; de ahí en fuera seguía siendo la misma niña que se adueño de su corazón. Aun conservaba el mismo corte de cabello y su dulzura seguía intacta, si acaso ya no era tan distraída... Si no fuese porque desde la primera vez que la vio, (como Yue), había sentido un cálido sentimiento en su pecho, diría que la sensación se debía al gran cambio físico... pero no fue así. * Yue, ¿Te gusta?. * La voz de su acompañante lo saco de su trance. El muchacho estaba sudando a chorros y su respiración era demasiado rápida. * Ahora eres mío * Sakura prosiguió, un poco más y Yue hubiese eyaculado pero Kinomoto disminuyo su ritmo de velocidad; quería que su hombre gozara, y mucho. Sakura retiro el pene de Yue de su cuerpo; lo que hizo fue sentarse nuevamente sobre el sexo del ángel, pero esta vez dándole la espalda. El guardián le rodeó la cintura con sus brazos, recorriendo después el contorno de su figura, deslizo sus manos por las piernas, los brazos, el vientre y los pechos de su ahora mujer. Kinomoto llevo sus brazos hacia atrás para poder acariciar la cabellera del muchacho y acercar la cabeza del mismo a su cuello. Yue paso sus labios por el cuello de su chica; era un placer desquiciante, había mil maneras de hacerse felices mutuamente y querían experimentarlas todas, hasta la más mínima. La mano derecha del guardián se poso sobre la cadera de la chica y la mano izquierda sobre uno de los senos de la misma; mientras, se besaban intensamente. Yue tomaba impulso con las caderas de Sakura, haciendo que su pene ingresara aun más en la vagina de la chiquilla. Los jadeos aumentaron, así como el sudor que compartían. Sakura esperaba la culminación; sus gemidos ahora eran más intensos y hasta cierto punto ya no podía soportar el pacer, estaba exhausta. Por su mente paso la idea de terminar con el acto sexual, pero su cuerpo aun resistía, quizás el placer le hacia seguir. Pero la verdad es que ya no tenía fuerzas para continuar, su cuerpo solo reaccionaba ante los estímulos de su Yue... ni siquiera le ordenaba a su propio cuerpo moverse. La mujer experimentó una serie de espasmos y... * ¡Yue, Yueee !!. * El punto cumbre de excitación llego: un orgasmo. Duro solo unos segundos, que a la chica le parecieron demasiado largos. Poco después, Yue también alcanzo el clímax de la unión amorosa, esto produjo que eyaculara, por primera vez dentro de ella. Llenó la vagina de Kinomoto y aun escurrían chorros de semen entremezclados con las secreciones del sexo de Sakura. Un par de minutos después se separaron; la unión que tenían termino. La excitación que en un momento hubiese poseído completamente a Yue, decayó un poco rápido. La pasión disminuyo para dar paso a la ternura entre los amantes. Los besos que fueron apasionados y hasta agresivos se convirtieron en roces calmados y cariñosos. Dejaron su fusión física y apasionada por una de amor y tranquilidad. * Gracias. * Mencionó el guardián entre besos y caricias. Kinomoto no dijo nada, solo lo miro fijamente pensando en lo que debió costarle decir eso. Cerro sus ojos, sonrió levemente y se desplomo sobre su pareja, cansada y feliz. * Te agradezco que me regalaras esta noche. * Yue prosiguió con su confesión amorosa; quería dejar todo bien claro. Su mujer entendió lo que trataba de decir; pensaba que lo que había sucedido había sido pasajero, pero... * ¿Sabes?, la persona a quien siempre amé... fuiste y eres tu. * * ¿Cómo lo sabes?. * * Hoy lo entendí. * -Respondió.- * Nunca fueron Yukito o Shaoran, eras tu. Siempre creí que era Yukito pero no era él, era la persona que se ocultaba en él. . . tu. * * ¿Y Shaoran? * * Confusión, cuando Yukito me rechazó necesité mucho cariño para reponerme, y el que me lo ofreció fue él. Pero aunque me esforcé por corresponderle... no pude. * Sakura terminó su explicación, cerro los ojos y no dijo más durante toda la noche. Yue estaba totalmente satisfecho. Como no estarlo, si paso la noche más intensa y romántica de su existir, además, complació a su dueña; Logro hacerla feliz y no solo por una noche... quería hacerla feliz por la eternidad. Al cabo de unas horas, el joven representado por la luna se quedó dormido por la actividad nocturna, no sin antes mirar tiernamente a la mujer que lo mantenía vivo, independientemente de su magia... por su amor.

Finalizado. *~*~*~*~*~*~*~*~*~* 

Me parece que Yue no es ni hombre ni mujer, al menos no estoy segura de que sea hombre; por ello, según yo, en este fan fiction sí lo es.

Al terminar de escribir esto, lo leí... y me entristeció; soy una fiel fan de Shaoran & Sakura´s love pero hice un fiction donde ellos no se aman T-T.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.

Totalizado el 8 de Junio de 2001.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


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5 years ago

Mis últimos días

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Anime: Dragon Ball Z

Rating: M

Pareja: Goku & Milk (Goku & Chichi)

Sinopsis: One-shot. El presentimiento de que no sobreviviría a esta batalla, lo hizo dedicar sus últimos días a su esposa, para que ella tuviese un bonito recuerdo de él y, de ser posible, un regalo también.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

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Goku cruzó los brazos sobre su cabeza, tratando de protegerse de la ira de Milk quien tenía serias intenciones de arrojarle la mesa encima. Más la ira de la mujer se desvaneció de pronto, dando lugar a una profunda tristeza. * Mi Gohan no vendrá a casa a pocos días de pelear con un monstruo y a ti no te importa. * Milk se llevó las manos a la cara, llorando como hacía tanto no lo hacía. Esta no era ella, débil, pero no podía evitarlo, tenía un mal presentimiento y no podía más, en algún momento tenía que derrumbarse. Su esposo se acercó a ella, abrazándola desde atrás.

* Todo estará bien, te lo prometo. * La mujer se giró y se refugió en los fuertes brazos de su esposo. * Tengo miedo. * Le dijo ella, ocultando su rostro en el ancho pecho de Goku, quien le besó la frente para luego sonreírle con picardía. La verdad es que él había planeado quedarse a solas con su esposa. Sin esperar más, el guerrero dejó que sus grandes manos recorriesen la espalda de la joven, su cuello y así hasta llegar a sus cabellos que liberó de su amarre para dejarlos caer delicadamente sobre los hombros de la joven madre. * ¿Sabes, Milk?, me gustas mucho más con el cabello suelto. * * Baka, no estoy para esas cosas. * * ¿Tu crees?.   Hace mucho. . . que no lo hacemos, por eso dejé a Gohan en el templo sagrado. Creí que tal vez tu y yo. . . * Milk se sonrojó y alzó el rostro para mirar con sorpresa al rubio frente a ella ¿Era ese su Goku?.   ¿De cuándo acá le proponía él hacer el amor?.   No es que ella no quisiera o que no le gustara, es solo que esa proposición era tan repentina. Y sinceramente, su vida sexual con el sayajin siempre fue muy pobre y es que él solo pensaba en pelear, pelear y pelear; ese pequeño cerebro suyo no podía procesar nada más. Más Milk no pudo seguir dudando de la sinceridad de su marido, pues este se inclinó, buscando su boquita para besarla con ternura, con tanta suavidad que la hizo estremecer y a su corazón latir de pura felicidad. Milk se aferró a él; el enojo y la soledad que sintiese hace unos momentos, simplemente se transformaron en pasión y deseo. Así, la mujer rodeó firmemente el cuello del guerrero, quien la tomó entre sus brazos, dirigiéndose a la habitación que compartían. Goku la recostó en el lecho; sus miradas se encontraron, compartiendo el agradable silencio que los rodeaba. Ella se sentó sobre la cama, mirando atentamente como su esposo se despojaba rápidamente de todas sus ropas, mostrando ante ella los perfectos y marcados músculos resultado de tantos entrenamientos y batallas. La mujer se sonrojó sin poder apartar la mirada de su hombre. “”¿En qué momento cambió tanto su cuerpo?. . . no me di cuenta.”” Pensaba la mujer, consciente de que quizás se preocupaba tanto por su hijo, que había descuidado a su marido. * ¿Pasa algo?. * * Ehh?. * El sayan sonrió y le acarició el cabello a la joven, quien estaba muy distante.   Ni siquiera se había desabotonado el vestido, tal vez deseaba que fuese él quien la desnudara. Así, el sayajin dejó que sus toscas manos se hicieran cargo de la ropa de su joven esposa, teniéndola desnuda entre sus brazos en contados instantes. Milk lo besaba apasionada, dejando que su sentido del tacto se deleitase con los duros músculos de ese hombre. La mujer estricta y amargada se fue por esta noche, dando paso a la chica tierna y ansiosa por hacer el amor con el hombre que siempre ha amado. Pero antes de eso. . . * ¿Podrías. . . deshacer la transformación?.   Me gusta más el Goku normal. * El guerrero parpadeó un par de veces. ¿Qué tenía de malo el súper sayajin?, este era mucho más fuerte y, bueno. . . “”A veces olvido que ella ve las cosas de distinta manera.”” Meditaba el sayan, sonriendo con ternura y complaciendo a su esposa; su cabello pasó del rubio al negro, luego la rodeó por la cintura con toda la delicadeza del mundo. Sus manos temblando, tenía miedo de lastimarla, se había vuelto tan fuerte y hace tanto que no tenía intimidad con ella. Goku suspiró hondo y poco a poco fue recostando a la mujer sobre la cama y él sobre ella, sus labios se buscaron, hambrientos de un sentimiento para el que no tuvieron tiempo para expresar por tantos años, pero ahora. . . Ansioso y hasta entusiasmado, el sayajin alojó un par de dedos en el sexo de su esposa, encontrándola más que dispuesta. * ¡ Estás húmeda !. * * Te deseo !!. * Milk comenzó a mover las caderas al ritmo en que su esposo movía sus dedos dentro de ella, acariciando su intimidad, sus pliegues y de vez en cuando el pequeño e hinchado botoncito que en ella desencadenaba el placer. La joven se aferró al sayan, mordiéndole el hombro, presa del intenso gozo que recorrió su cuerpo cuando Goku aumentó la rapidez de su travesura. Milk perdió fuerzas y se dejó envolver por los fuertes brazos de su marido mientras disfrutaba de las palpitaciones de su piel interna. * Hacía tanto que no. . .  sentía esto. * La mujer respiraba agitada; cerró sus ojitos sin poder creer que estuviese ella tan agotada. “”Antes podía soportar mucho más.”” Pensaba ella, recordando todas las veces que ha estado con el sayajin. Milk alzó la mirada, buscando un beso, encontrando no solo los varoniles labios del guerrero, sino también la lengua del mismo. Y la mujer se preguntaba: ¿en qué momento su Goku aprendió a hacer eso?. No hubo tiempo para responder, pues el sayajin la sujetó por las caderas, elevándola unos cuantos centímetros apenas, sobre su duro pene que se alzaba vigoroso, dispuesto a la batalla. Goku frotó la punta de su pene con la línea vaginal de su esposa, excitándola, excitándose.   Adoró ver el placer en el lindo rostro de la mujer; sus mejillas coloreadas en rojo y su boquita entreabierta, gimiendo, rogando por más, más. “”Es lo único que puedo hacer por ella.”” Pensó el sayan; su expresión se tornó seria para luego finalmente penetrar a Milk de una sola embestida. Ella abrió sobremanera los ojos, quiso gemir dolorida, pero la voz se le apagó, quizá por la sorpresa.   Dios santo, ¿tan grande era la virilidad de su esposo?.   No lo recordaba así. Unas cuantas lágrimas resbalaron por sus mejillas, y sonrió, se sentía como en su noche de bodas. La chica se dedicó a besar a su esposo, distrayéndolo mientras su vulva se volvía a acostumbrar a él.   Pronto, Milk volvió a mecer las caderas, envolviendo a ambos en un baile de lujuria, apasionado y sofocante, pero perfecto. El sayan prácticamente la dejó brincar sobre su pene, siendo ella quien controlase las embestidas. Al guerrero le costaba acostumbrarse a su nueva fuerza, no quería lastimarla por no saberse controlar, así que dejó que la fémina se hiciese cargo de todo.   Y ella agradada, gemía sin control, disfrutando del inmenso placer que el miembro de su marido ejercía dentro de ella. Su voz resonando en la casa entera, sus ojitos cerrados, su boquita pronunciando una y otra vez que lo amaba y sus largos cabellos descansando sobre sus hombros, queriendo ocultar un poco de sus pequeños senos.   La imagen de todo eso en conjunto, era suficiente para el sayajin, quien con movimientos lentos para él, acompañó a su esposa, regalándole lo único que podía, placer. Milk se clavó a sí misma el duro y grueso pene de Goku, alcanzando el ansiado clímax; formando un arco con su frágil espalda y gritando el nombre de su pareja, la chica recibió el gozo más puro que hubiese sentido en toda su vida, aquel que desencadenó las fuertes pulsaciones en el interior de su vagina. . . también recibió la semilla del guerrero. Goku solo suspiró su éxtasis, para luego respirar ligeramente agitado, y quedarse largo rato mirándola con absoluto detalle, no es que no lo hubiese disfrutado.   Aunque no lo demostrase, el sayajin disfrutaba en verdad de la intimidad con su esposa.  Pero esta vez era diferente. En sus ojos se adivinaba la tristeza.   El mal presentimiento de que no sobreviviría a esta batalla, lo llevó a tomar la decisión de dedicar sus últimos días a su esposa, para que ella tuviese un bonito recuerdo de él y de ser posible, un regalo también. Fueron pocos los minutos que Goku se pasó acariciando el largo cabello de su esposa, aun clavado en ella, su pene aun dispuesto a la batalla, seguía erecto negándose a rendirse. Milk buscó los labios de su hombre, encontrándolos en un beso lento y hermoso, entregándose a él en esa caricia. Al separar sus bocas, le sorprendió la sonrisa que el muchacho le dedicó, pero le sorprendieron más aun las palabras que vinieron después. . . * Hagámoslo otra vez, Milk. * Finalizado. *~*~*~*~*~*~*~*~*~* Tenía que hacer un fic sobre esta pareja, aunque fue difícil, Goku no es muy apasionado que digamos, es como un niño ^^’.

Pero por alguna razón Goku decidió dejar a Gohan fuera de casa. Es muy sospechoso, ¿no creen?.

Y Hablando de Gohan. . . no recuerdo bien donde se quedó, ¿en Kame house o en el templo de Kami?.

~*~

Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.

Totalizado el 13 de Septiembre de 2007.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


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5 years ago

La primera de tantas noches

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Anime: Shaman King

Rating: M

Pareja: Yoh & Anna

Sinopsis: One-shot. Comprometidos desde pequeños, nunca pensaron en la primera noche que compartirían como esposos... hasta que esta llegó.

Advertencia: Lemon (NSFW)

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Por: Maeda Ai.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

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La silueta recorrió con sigilo las escaleras. La sombra de una mujer subía y bajaba acompañando a su dueña en el recorrido. Ella temblaba, estaba nerviosa y no era para menos.

Hoy, esta noche, es su noche de bodas, aquella en la que nunca se puso a pensar aun cuando estuvo casi toda su vida prometida a un hombre, el mismo que seguramente la esperaba en la habitación que de ahora en adelante sería para ambos. Más sin embargo la razón de sus nervios no sólo era esa; también existía el hecho de que la noche anterior su ahora esposo y ella tuvieron una especie de acercamiento intimo, algo que el joven shaman deseaba con toda el alma y por ello no pudo esperar para intentarlo, pero ella se negó.

No es que no lo desease también, era sólo que... cuando los besos y caricias se volvieron más intensos la chica no tuvo el valor para continuar.

En ese momento fue cuando la idea de complacer íntimamente a su esposo apareció por vez primera en sus pensamientos.  Se aterró y era comprensible, sería su primera vez y temía todo aquello que fuera a ocurrir.

Ayer pudo escaparse de las manos del prometido, pero definitivamente dudaba poder escaparse hoy de las de su esposo.

* Ahhh, supongo que ningún pretexto me ayudará esta vez. *

La voz de la reciente novia sonó resignada. Siguió caminando y para cuando se dio cuenta ya estaba frente a la habitación, deslizando la puerta para posteriormente pisar el interior de la alcoba, cerrando la puerta tras de si.

Más una vez dentro se paralizó completamente, pudiendo tan sólo mirar la silueta que descansaba sobre el futón.

A simple vista parecía que su marido ya estaba dormido, lo que la hizo preguntarse si este ni siquiera había tenido la delicadeza de esperarla. Después de eso, Anna por fin había sido capaz de moverse, dando un paso al frente para quizás hablar con su cónyuge.

* Yoh?. *

Anna lo llamó con voz baja y amable; agudizo la vista en tanto sus dedos jugaban nerviosamente con la cinta de su yutaka. En parte quería que el joven ya estuviese dormido, por otro lado no.

Los nervios de esta nueva situación la seguían acosando, pero sus sentimientos por el shaman eran lo suficientemente profundos y sinceros como para no dejarse vencer por el miedo.

* Yoh, y-yo... *

La voz de la itako se vio de pronto apagada ante la sorpresa que la invadía. En un rápido movimiento, Asakura estiró la mano derecha para alcanzar y jalar a su ahora esposa. Si la asustó?: no exactamente, sólo la había tomado por sorpresa.

Él sólo deseaba abrazarla y eso era justo lo que estaba haciendo. Anna había perdido el equilibrio y cayó entre los brazos del joven Yoh, donde fue bien recibida. Fue gracioso, Kyouyama se sonrojó de forma tal que aun en la oscuridad que imperaba en la habitación él pudo notarlo; sonrió con cariño y emoción.

* Y- Yoh... yo. *

* ¡ Gomen ne !. *

Él se disculpo, y Anna sabía muy bien porque lo hacía. Ella no pudo evitar sonrojarse todavía más mientras se acurrucaba en el regazo de su esposo. Si, este era el Yoh al que ella quería, el tierno, amable y cariñoso... su verdadero Yoh.

En cuestión de segundos la itako se vio envuelta ya no sólo entre los cálidos brazos del muchacho, sino también por los ansiosos labios de este. Ella apenas se estaba acostumbrando al abrazo que él le brindaba cuando inesperadamente la boca del shaman reclamó la suya de forma suave y cariñosa.

Para la sacerdotisa este era un regalo del cielo pues los labios de su amado le hacían saber cuán sinceras y puras eran sus intenciones; claro, era su esposa y la amaba... siempre la amó.

Pasado un rato la pareja tuvo que separarse para tomar un poco de aliento y de paso mirarse un momento.

Ella yacía tendida sobre el futon con respiración agitada y mejillas encendidas en rojo, él, arrodillado frente a ella atento a cada facción, cada gesto de esta divina criatura.

Y vaya que estaba increíblemente atento, más aun cuando la joven sujetó un extremo de su prenda, deslizándola, mostrando su coqueto hombro derecho, desnudo al igual que el resto de la parte superior de su silueta. Pero eso no fue todo, ella no tardó en mostrarle, también, sus pechos desnudos, coronados por dos pequeños botones rosados que se tornaban duros y elevados al aire.

Le demostraban excitación, le demostraban frío.

* Annita. *

La llamó, quería decirle algo más, tantas cosas que iban y venían en su confundida mente; que era hermosa, pero la necesidad de besarla fue tanta que prefirió callarse a si mismo al probar el dulce néctar que le embriagaba e incitaba a probar un poco más.

Hubo varios suspiros que Anna emitió totalmente entregada a la sensación, gustosa en hacerle saber a su nuevo amante que esta vez si estaba lista, esta vez se sentía segura. Él no la defraudaría.

* Espere tanto por esto. *

Conforme la excitación en su cuerpo aumentaba, Yoh tomaba el valor suficiente para decirle aquellas cosas que nunca se atrevió. Esas palabras que apenas expresaban una mínima parte de su profundo sentir.

Sus labios se encontraban entretenidos devorando los de la joven, y sus manos comenzaron a jugar ligeramente con las rodillas de la rubia, acariciándolas para luego deslizar las manos a través de los costados de esas hermosas piernas que poco a poco se separaban para que el sexo femenino recibiese los estímulos que fueran.

* Lo sé... lo siento. *

Quizá Anna se sintió acusada como para haberse disculpado. Aunque con esto sólo logró que su esposo sonriera irónico mientras la impaciencia lo llevaba a sujetar a la itako por los tobillos y “ayudarle” a separar sus piernas.  Estaba totalmente entusiasmado.

Besar los suaves labios de su esposa de pronto ya no fue suficiente así que formó pequeños caminos de besos al pasar sus labios de la boca al cuello femenino, probando y succionando con leve fuerza. Kyouyama entró en calor, la delataba esa respiración agitada que se escuchaba entre las cuatro paredes de la habitación.

 Era hermoso, delicioso; sentir como los labios del shaman exploraban su sensible carne, desde el cuello hasta los hombros. Eran de las pocas cosas increíblemente agradables que ella hubiese experimentado en la vida; y aun así no se comparó en lo más mínimo cuando, después de permanecer varios minutos con los ojos cerrados, abrió estos con inmensa sorpresa al experimentar la sensación de los labios de Yoh al rededor de su seno derecho.

* ¡¡ Yoh, Yoh !!. *

Envuelto en un suspiro, el nombre del joven fue pronunciado por ella, la que prácticamente estaba temblando entre los brazos del shaman mientras este “jugaba” entretenido con sus encantos; moviendo circularmente la lengua al rededor del erecto pezón, sujetó a su esposa por la cintura cuando tanto placer la obligó a formar un arco con su espalda y echar hacia atrás la cabeza. Claro que al hacer esto, sus senos estuvieron por completo a la merced de Yoh, que cariñosamente los lamía una y otra vez, succionando de vez en cuando y mordiendo suavemente la tensa carne, provocando los constantes gemidos que de los labios de la chica escapaban.

Kyouyama estaba tan entretenida que no se había percatado de que una de las manos de su compañero estuvo acariciando sus piernas por largo rato, con la intención de abrirse paso y llegar hasta sus pantaletas.

Él no fue paciente, ni discreto, haciendo a un lado la prenda de la itako, introdujo un par de sus traviesos dedos en la húmeda vagina.

Si de por si Anna ya gemía sin reserva, al disfrutar del “masaje” que los dedos de su amante le practicaban, los sonidos que producía se volvieron todavía más profundos e incitadores. Yoh había encontrado el clítoris de la joven y lo acarició gentilmente, satisfecho con las reacciones que sus caricias provocaban en la sacerdotisa.

Anna, en un intento por recibir de lleno el contacto de esos mágicos dedos, arqueó la espalda mientras elevaba la mirada al techo; sentía, sólo sentía, no podía asimilar tantas sensaciones nuevas y agradables, tampoco el hecho de que Yoh, el siempre tranquilo e inocente Yoh, le estuviese dando un deleite tan asombroso. Era como si el shaman supiese exactamente las partes del cuerpo donde debía besar, lamer, morder o acariciar con afán; era como si él ya tuviese experiencia en estas cosas. Pero no!!, aun cuando Asakura se mostraba mucho más participativo que ella, sabia exactamente lo mismo que la chica acerca del sexo: ¡nada!.

Haciendo a un lado todos esos pensamientos, a la itako sólo le quedó mirar suplicante al techo, con la cara totalmente sombreada en matices rojos, mientras un fuerte y delicioso orgasmo llegaba para hacer gozar a su cuerpo como ella nunca hubiese imaginado, ni siquiera en sus sueños más locos y húmedos.

Este orgasmo, el primero de toda su vida, le demostró que podía temblar como jamás lo había hecho, tal vez no de miedo pero si de gozo, de un tremendo y exquisito gozo que la obligó a derramar un par de lagrimas.

En tanto Yoh se excitaba más y más con los dulces gemidos de su esposa.

 Sin dejarla descansar, llenó de besos la tensa piel femenina, recorriéndola y dejando marca por donde pasaban sus labios. Así, abandonó los senos de Anna, no sin dejar la húmeda prueba de cuanto le habían gustado, su saliva que en cuestión de segundos se secaba producto del intenso calor corporal de la itako.

Asakura besó suave y tiernamente, recorriendo un hermoso camino, deteniéndose por escasos segundos para jugar con el ombligo de la chica, y de ahí hasta llegar a un excitante objetivo... la vagina de la mujer; húmeda, o mejor dicho mojada, y todo gracias al pequeño juego de sus dedos.

Yoh simplemente no esperó a que ella reaccionase, así como así hundió el rostro en aquel divino lugar; Kyouyama tan sólo pudo callar por completo, siendo silenciada por la sorpresa de sentirse explorada por la lengua de su esposo. Ella se heló por completo y a pesar del inmenso placer que el shaman le ocasionaba no pudo más que permanecer estática, con las pupilas contraídas y sin color.

Por fin las penetraciones de la lengua masculina tuvieron efecto en el cuerpo de la sacerdotisa; el rojo volvía a sus mejillas mientras trataba inútilmente de callar los sonidos que escapaban de su boca.

* Yoh, por favor detente ya... no hagas eso!!. *

Anna terminó rogándole a su esposo, al tiempo en que se llevaba la mano a la boca para cubrirla en señal de vergüenza; se encontraba lo suficientemente apenada como para ver lo que este hombre le hacia en ese preciso momento; sin embargo no lo detuvo, no insistió más en hacerlo. No podía... adoraba esto.

Y es que las ansias del muchacho no tenían limite. Tanta era la excitación de este joven que en su delirio por disfrutar, y hacer disfrutar a su itako, lamió desquiciadamente el pequeño botón fuente de placer de la chica, haciéndola temblar y casi gritar por el mar de sensaciones que se desbordaban dentro de ella; todo gracias al contacto entre su piel interna y la traviesa lengua masculina.

Sentirlo jugar de esa manera con las zonas más sensibles e intimas de su cuerpo, la hacían desearlo cada vez más.

Agradeció las atenciones de su amante cuando sus propios gemidos volvieron a resonar en la habitación. A Yoh se le enrojecieron las mejillas al sentir las suaves manos de su mujer recorriéndole la oscura cabellera.

Ella no pudo más, se rindió en un nuevo orgasmo que la atacó sin piedad hasta hacerla llorar de emoción cuando el placer se tornó insoportable. Incluso fue capaz de recibir al shaman en un cariñoso abrazo acompañado de besos sin control.

La curiosidad asaltó el ego masculino, ese que incluso este adorable jovencito tenia. Quería jactarse de haberla hecho rendirse ante sus emociones, y así había sido.

* ¿Te ha gustado, Anna?. *

La pregunta surgió entre los tantos besos que Yoh depositaba en aquellos divinos labios. Inconscientemente, en tal contacto, el shaman dio a probar a la sacerdotisa del sabor de su propio cuerpo, de su sexo. Sonrojándose aun más, Kyouyama descubrió cuán excitante podía ser ese tipo de besos.

Pasado un rato, Yoh puso cierta distancia entre ambos para así observarla detenidamente; Dios!!, de por si él siempre la consideró hermosa, pues ahora le parecía mucho más. Verla recostada sobre el futon sin una sola prenda que la cubriese, su deliciosa desnudes estaba siendo expuesta por él y para él... sólo para él.

Una sonrisa apareció en su rostro, no una sonrisa tonta y despreocupada como acostumbraba a mostrar, no con inocencia; reflejaba satisfacción, entusiasmo y a cada instante la mueca se tornaba malévolamente traviesa.

 Y ya no pudo esperar más.

Tomándola de los tobillos para jalarla suavemente hacia él, Yoh Asakura acercó a su esposa para terminar en una posición interesante.

El pene del joven, totalmente erecto, estaba más que listo para ingresar y conocer el placer de la vagina de su amante. Aun cuando desde el principio su miembro se había elevado al aire, ahora lucia con más fuerza y vigor, demostrando la impaciencia del chico justo en ese momento.

Ansioso, completamente excitado, el shaman sujetó con una mano su miembro de proporción envidiable y, como si de un objeto se tratase, lo introdujo en la cavidad femenina, entre las piernas de la itako que se separaban casi completamente ante él proporcionándole así un espectáculo más que divino.

La punta del miembro masculino se deslizo con suma facilidad, y todo gracias a los flujos vaginales de la sacerdotisa; no era para menos, las caricias del joven Asakura habían sido lo suficientemente efectivas.... y aun lo eran.

* ¡ Oh, por dios... Yoh !. *

Anna mantenía los ojos abiertos a duras penas. Sentía las manos de su esposo que le recorrían el cuerpo de una forma tan exquisita y sublime, sin mencionar aquel trozo de carne viva que poco a poco se hundía en su interior. Por otro lado la suave y entrecortada voz de la rubia provocaba cierto efecto en el shaman; lo incitaba y provocaba, le hacia perder el control, volviéndolo loco de pasión y amor.

 Felizmente, el shaman se adentraba entre los músculos internos de la itako; y ella que no podía dejar de gemir, las emociones se desbordaban y las sensaciones se volvían un cosquilleo constante que la ponían nerviosa impidiéndole estar quieta un sólo instante.

Anna no dejaba de acariciar a su esposo con aquellas suaves manos; quería acariciar todo su cuerpo, sus brazos, su cómodo pecho, su atractivo rostro.

Definitivamente estos eran los momentos más tiernos y placenteros que la pareja había compartido. Más no todo en estas relaciones es gozo y felicidad. No tardó mucho tiempo para que Yoh encontrase un molesto obstáculo en su camino, algo en la profunda intimidad femenina le impedía continuar.

Completamente poseído por el pacer, el shaman se preparó para forzar su pene al interior de la chica, sin notar las leves muecas de incomodidad y malestar que el rostro de la sacerdotisa adoptaba.

Las ansias y la excitación eran tal, que Yoh penetro con fuerza a la mujer; los sonidos cesaron en tanto el rostro de la joven ya no mostraba más emociones.

Las abundantes lagrimas escaparon inevitablemente de sus dolidos ojos. Anna se quejó, desgraciadamente su voz ya no era sensual e incitadora; el agobio la invadía intentando suplicar que esto terminara.

* Me lastimas !. *

Y se abrazó a él, rodeándole la cintura con sus largas piernas. E Yoh se vio forzado a apretar fuertemente los dientes mientras enterraba el rostro en el espacio aquel entre su cuello y los finos hombros. No podía verla de frente y percatarse del dolor que estaba experimentando.

Las embestidas se volvieron más lentas y suaves, todo con tal de que su querida Anna sufriese lo menos posible.

Si la memoria no le fallaba esta debía ser la segunda vez que le provocaba el llanto. Era él, siempre era él quien le hacia sufrir.

No paso mucho tiempo antes de que el dolor que invadía a la sacerdotisa se disipara paulatinamente, abriendo paso a una cálida aunque incomoda sensación que debía ser apaciguada, liberada.... era el placer mismo que nacía en el vientre de la chica; ansiedad desquiciante que disolvió por completo su dolor.

* Yoh, esposo. *

Su voz volvía a ser tentadora a los oídos del joven shaman quien de nuevo se vio envuelto en el paraíso aquel que formaban los brazos de la itako al rededor de él.

* Gomen ne, Annita, no quise... *

Un intento de disculpa que no pudo ser; los tentadores labios de la mujer callaron al shaman, otorgando un ligero y tierno beso envuelto en feminidad.

Asakura simplemente se dio el lujo de recibir los increíblemente cariñosos labios de su ahora esposa, abrazándola con todas sus fuerzas como si la poca distancia entre ellos lo matara de tristeza y soledad.

Y mirándola a los ojos con completa atención, se perdió por completo en el mar negro de tan hermosas joyas que la sacerdotisa utilizaba tanto para ver como para hipnotizarlo.

 Yoh volvió a introducir su pene con fuerza y pasión desenfrenados; la encantadora voz de la itako lo llamaba en forma de gemidos suplicantes.

* Esperé... esperé una eternidad por esto. *

Era cierto, el shaman tuvo que esconder y controlar todos esos profundos deseos que sentía por su antes prometida. Fueron años de fingirse sereno, cuando era precisamente esto lo que tanto deseaba: él y su Anna juntos en la habitación que compartirían como esposos... haciendo el amor.

Ella sólo cerró los ojos; confesarle que vivió la misma situación no era algo que deseara fuere del conocimiento de Yoh.

 La excitación y las demás sensaciones estaban llegando a un punto casi insoportable. Sus cuerpos cansados transpiraban irremediablemente, así ambas siluetas brillaron con la ayuda de la luz de la luna, testigo curioso que se asomaba por la ventana para ver como estos dos amantes no podían desperdiciar un sólo segundo, mucho menos un sólo beso.

La sacerdotisa luchó por contenerse y no dejar que las emociones fuesen liberadas tan rápido. Se sentía increíblemente bien; el miembro de su esposo que entraba y salía de su cuerpo de una forma casi desesperada. Exigente, constante, fuerte y desquiciante, pero... también suave, delicioso, excitante y cariñoso.

Anna no sólo había tenido una mezcla de dolor y placer cuya batalla fue el último el que ganara, sino también una inexplicable mezcla de emociones que apenas podía asimilar y distinguir.

Por un momento pareció que el cuerpo de la chica no soportaría más de aquellas delirantes penetraciones por parte de su esposo; la fuerza con que él ingresaba a su cuerpo era tal que hasta empujaba poco a poco la frágil figura hacia delante.

Luego, el escuchar gemir a Yoh casi sin control, la descontroló a ella también.  Quiere distraerse, pensar en otras cosas, pero con tan deliciosa sensación de ser penetrada, todo pensamiento que en su mente se alojaba se borró así nada más, dejando paso solamente a la exquisita y agotadora sensación del orgasmo que atacó su cuerpo.

Anna tembló incontrolable cuando los espasmos la recorrieron por completo, una pequeña sucesión de orgasmos la llenó plenamente, haciéndola llorar de placer mientras mordía con fuerza las sabanas y gemía más que satisfecha. Todo, en tanto sus cuerpos seguían moviéndose de adelante hacía atrás.

 * Yoh, ohh, Yoh... yo, yo... *

* ¡ Te amo, Annita !. *

* Yoh. *

El joven shaman retiró el miembro del interior de su amante-esposa tan sólo para venirse. Una copiosa eyaculación era derramada por su pene, salpicando el desnudo cuerpo de la mujer.

Asakura estaba exhausto debido a tanta actividad; ahora estaba cien por ciento consciente de que con Anna todo era cansancio para él, no sólo en los entrenamientos, sino también al amarla tan locamente como esta noche.

* ¿Te gustó, Anna?. *

* No, no... no me preguntes eso. *

El shaman rió traviesamente al notar la vergüenza expresada en el rostro de su mujer. Estaba claro que la itako era toda una dama, pues no podía tocar el tema del sexo tan abiertamente.

Pero no podía culparla, tan sólo contaba con diecinueve años, aun muy joven e inexperta, aunque no por eso inmadura. Quizás ese pudor se debía a la forma tan estricta y disciplinada con que ambos, no sólo ella, fueron educados.

Por su parte, Yoh, se había portado como todo un caballero, una actitud totalmente distinta a la del día de ayer. No es que la noche anterior fuera un grosero, pero si un chico enamorado que no podía soportar el estar lejos de su novia.

Hoy, un tanto arrepentido por su impaciencia y la difícil situación que le había hecho pasar a la sacerdotisa, la complació y amó cuanto pudo, en esta, su noche de bodas.

Esto aun no terminaba, si bien dudaban reunir fuerzas para continuar con otra frenética unión entre sus cuerpos, las suaves caricias y los dulces besos aun existían en la habitación.

* Yoh... *

* Dime, amor. *

* Bueno yo... *

El silenció siguió inmediatamente sus palabras.

La experiencia anterior le había hecho ver tantas actitudes y sentimientos ocultos en lo que al chico Asakura se refería, pero...

* Di-dime, ¿estas con migo tan sólo por el compromiso que nos unía, o para que tu familia tenga descendencia?. *

Yoh se mostró ligeramente sorprendido, para que la itako le preguntase esas cosas, quería decir que le valió el gran orgullo que la caracterizaba. Sonrió.

* Tonta, ya te lo dije. *

Anna no sólo se sobresaltó un poco, también se sonrojó. Su esposo la obligó a recordar cierta confesión que le había hecho escasos minutos atrás.

Si, él le había dicho que la amaba; aunque ella no le había puesto mucha atención; ¿cómo iba a hacerlo si las palabras las escuchó en medio de un fuerte orgasmo que deleitó a su cansado cuerpo?.

* Baka !!. *

Él amplió su sonrisa. No pudo evitarlo, ella sólo deseaba asegurarse de los sentimientos e intenciones del shaman, después de todo, los suyos ya los tenia bien claros.

* Y tu Annita, ¿qué me dices?. *

* No me vengas con eso de nuevo, ayer me hiciste la misma pregunta. *

* Si, y también recuerdo que a los pocos minutos abandonaste la habitación. *

La sacerdotisa arqueó una ceja. Si él creía que al haberle dicho que la amaba sería suficiente para que ella dijese lo mismo, pues el pobre estaba muy equivocado.

* Buenas noches, Yoh. *

* ¿Qué?. *

La itako no prestó atención a su esposo, sólo le dio la espalda y se cubrió, completamente dispuesta a dormir.

* Oye, Anna, Anna... no me hagas esto; no seas injusta. *

No importaba cuanto suplicase, ella simplemente lo ignoraba, demostrándole que lo de hace unos minutos, no cambiaria en nada la forma de ser de la joven.

* Anna??. Tan sólo dime: vamos a hacerlo más seguido, verdad?. *  _No hubo respuesta._ * ¿Anna?... Annita?. Ah, maldición. *

Yoh finalmente se rindió, abrazando desde atrás a su esposa y sintiendo su divino cuerpo. Resignado a dormirse sin saber que el obstinado silencio de su pareja, esta vez, significó una afirmativa a todas sus preguntas, sentimientos y deseos.

Después de todo, esta era la primera de muchas noches más.

  Finalizado .

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El primer fanfic que escribo sobre ésta linda pareja, son la tercera pareja que apoyo de éste anime, después de HHxA, HxA ^^.

Deseaba realizar una historia sobre ellos, pero solo se me ocurrió unirlos después de su boda... y me encantó el resultado.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA AI.  Y es material de “Fallen Angel”.

Totalizado el 10 de Septiembre de 2003.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

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5 years ago
Pasa La Raya
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